martes, 11 de enero de 2011

Desde el corazón

En el intento de sembrar semillas de mi propia planta madre, es que este blog continúa, más allá de las situaciones que vivo, de mis estados de ánimo, de mis inseguridades  de cabra capricorniana, que sólo levanta una patita por vez, tratando de escalar esa montaña que, mirando hacia lo alto, a veces se me hace inalcanzable. De cualquier forma, y aunque me pese, levanto una pata, eso si, tanteando siempre que el piso esté seguro, jaja!!!, pero parece que en estos últimos tiempos, algo apremia para seguir subiendo, sin tomar demasiados recaudos, el tema es subir, si algunos pelos quedan enganchados en las ramas del camino, si alguna pezuña queda enterrada entre las piedras, no te desalientes, igual se sube.
Si me permito mirar hacia abajo, una vez pasado el vértigo, mi corazón dice "haz recorrido un largo camino, muchacha", más o menos por la senda elejida, y el resultado aún no se avisora, así que ¡tirá para arriba!.
Me permito descansar, a veces, bajo la sombra de los espinos, para lamer mis heridas y acomodar mi pelaje, pero ese impulso primitivo de ascensión a la montaña, no desaparece por completo NUNCA.
En algún recodo de la montaña me encuentro con otras cabritas, con escorpiones, cóndores de majestuoso vuelo, alegres picaflores y capullos de mariposa aún en sus crisálidas.
Todos forman parte de la subida, algunos acompañan gran parte del trayecto, otros son efímeros, y los menos los cargo sobre el lomo, como moscas zumbonas.
Esta metáfora (sin la maestría retórica de Nietzsche, desgraciadamente), sale para decirte/me que la montaña es tan alta como tus pensamientos te indiquen, tu empuje está en el corazón, mientras late a cada instante, sin que hagas nada para que ello suceda, a nivel conciente.  Por lo tanto, todo está bien como está, y lo aceptes o no "el mundo está como debiera", y tu /mi tarea es seguir, modificando el pelaje acorde al momento, o no.  Pero reconociendo ese atisbo de la Verdad que mi mente puede discernir me digo que soy el fruto de mi propia semilla, me hago cargo de que no elegí ni trabajé para ser orquídea, sino humilde violeta azulada, entre las hojas acorazonadas del frondoso jardín que es el Universo.
Gracias a quienes postean mensajes, a quienes leen el blog, que también son semillas regadas por el viento del ciberespacio, y quien dice, sin arrogarme ningún mérito, algo de todo esto sirva como caricia, como impulso para subir, como abrazo.

Desde el corazón de Mabel-11-1-2011

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